Los ministros de finanzas y presidentes de bancos centrales del área—generalmente tecnócratas con una sólida formación financiera– acordaron durante la última reunión anual de Fondo Monetario Internacional (FMI), avanzar sin demora en un plan para empezar a resolver los problemas de la crisis en la zona han y, como se temía, las restricciones políticas están propiciando una implementación inconsistente y confusa, que puede afectar negativamente la confianza del inversionista, ahondando aún más la crisis.
Veamos el caso de Grecia. Aún no es posible saber algo tan básico como el status de programa de Grecia con la “troika” (FMI, la Unión Europea y el Banco Central Europeo). El mercado recibió positivamente el anuncio que los € 8 billones del último desembolso del programa se harían alrededor del 3 de octubre pasado. La euforia duró poco, pues días después, los líderes del área acordaron posponer hasta noviembre la decisión sobre tal desembolso, porque se requería tiempo adicional para acordar medidas fiscales adicionales para cuadrar el déficit. En ausencia de tales medidas, el déficit fiscal proyectado sería de 8 ½ del PIB para 2011 (7.6% en el programa) y 6.8% del PIB en 2012 (6 ½ en el programa) debido al efecto de la mayor contracción económica (5 ½ % este año) sobre los ingresos tributarios.
