Después de muchas décadas el agente económico peruano ha incorporado en su pensamiento y estrategia empresarial una visión de más largo plazo. Ello es producto de la estabilidad macroeconómica que permitió cambiar el enfoque de la gestión de una concentración en temas financieros y de cambios de corto plazo en el mercado a uno de planeamiento estratégico, captación de recursos financieros, gestión tecnológica, y creación de competencias de los recursos humanos.
La apertura de la economía peruana, y el proceso de globalización del conocimiento, apoyaron este cambio de enfoque empresarial, clave para aumentar la productividad y por ello la competitividad de las empresas y el país. Ello se demuestra con el mejor posicionamiento en los indicadores internacionales del caso.
Para continuar con este camino hay dos condiciones. La primera es obvia, contar con un entorno macroeconómico estable y predecible. La segunda es que se empiece a enfrentar problemas de largo plazo que pueden afectar a todo el sistema productivo.
Destacan varios de ellos:
- Que se cuente con un sistema energético que no solo crezca conforme la demanda lo requiera, sino que sea estable y de costos decrecientes.
- Que se asegure el recurso agua que enfrenta una cada vez mayor demanda, sobre todo del agro, cuando es posible que el cambio climático modifique sustancialmente el sistema tradicional de abastecimiento hídrico, sobre todo en la costa.
- Que se cuente con una infraestructura física que integre al productor a los mercados.
- Que se incremente y mejore la conectividad en las telecomunicaciones para un mejor acceso al conocimiento.
- Que se fortaleza el sistema académico y de investigación nacional para que pueda aportar al desarrollo tecnológico empresarial.
A estos tema se le tiene que agregar el más crítico: la mejora del sistema educativo para que los individuos estén en mayor capacidad de generar creciente ingresos personales y familiares, y que mundo empresarial cuente con los recursos humanos requeridos para sistemas y procesos cada vez más sofisticados.
La educación tiene que mejorar sustancialmente a todos sus niveles, inicial, básica, secundaria, universitaria y de especialización. Estamos a la zaga incluso del mundo regional y hay un largo camino por recorrer. Para implementar esta reforma hay que dedicar recursos y un esfuerzo consistente con un horizonte de largo plazo. En este aspecto el país ha fracasado en las últimas décadas. Esperemos que se pueda dar un nuevo inicio esta vez.

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