Noticias recientes dan cuenta de la oposición del Alcalde del Callao para que una nueva línea del Metropolitano conecte a los pobladores del cono este de Lima con los del Callao, ingresando a la zona del cercado del Puerto.
Estas declaraciones, que probablemente tendrán que ser precisadas más adelante, motivan reflexiones más importantes pues continúan mostrando las dificultades existentes en el ordenamiento institucional para la planificación del servicio de transporte público masivo en el ámbito de la gran Lima y que han sido frecuentes en el pasado. Para muestra algunos botones:
1) En el gobierno anterior existían no uno sino DOS proyectos que buscaban atender los pasajeros que se movilizan entre el Callao y la Zona Este de Lima. De un lado, el Metropolitano ya ha realizado estudios para evaluar esa ruta, denominada como Cosac 2, mientras por otro, en su momento, el MTC pugnaba por extender el Tren Eléctrico hacia allá. Es de esperar que este tema ya haya sido claramente coordinado entre las nuevas administraciones del gobierno central y municipal.
2) La proliferación en el pasado de licencias para la prestación de servicios de transporte urbano en el Callao a unidades que circulan en Lima, fue una fuente importante del desorden actual en el transporte, en especial a través de las llamadas “rutas de interconexión”. Similar problema se registraba a través de las decisiones de la Municipalidad Provincial de Huarochirí, que fue una fuente recurrente de problemas. Ambos casos reflejan la necesidad de un manejo coordinado y conjunto de la política de transporte urbano en espacios geográficos que ahora son claramente conurbados.
3) El Metropolitano que hoy usamos es un esquema de asociación público privada donde el concedente es la Municipalidad Metropolitana de Lima a través de su organismo descentralizado Protransporte. Por ello, la necesidad de mantener la seguridad jurídica de las futuras inversiones requiere un acuerdo claro de las competencias de las municipalidades involucradas ( donde además existen dos regiones ¡¡¡¡ ) y el MTC.
Por ello continúa siendo necesario aplicar un programa de reorganización de rutas que retire la flota excedente como requisito para que continúe el aumento en la inversión privada (que ya se refleja en la presencia de buses nuevos en la ciudad) en este mercado. No se debe olvidar que, a diferencia del transporte urbano en otras capitales, en Lima el precio se establece libremente, usualmente en función de la distancia recorrida. Por último, el transporte urbano debe ser visto desde una óptica de red de modo que facilite el transporte al usuario, incluyendo la posibilidad de tener interconexión entre los distintos sistemas, tanto en recorridos como en el pago de servicios.

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